top of page

En qué nivel estás?

¿En qué nivel estas? Esta es una pregunta que sin duda mis niños, inmersos en su mundo de juegos virtuales interpretarían rápidamente.

¿Pero si te hago a ti esta pregunta? ¿Podrías responder con su misma certeza y entusiasmo?

Tal vez si, tal vez no, tal vez el mayor de los problemas es que en el frenesí de la vida cotidiana tenemos poco tiempo para hacernos preguntas de "otro nivel".

Pero en este instante te invito a detenerte y a observar, con la misma pasión que lo hace un niño con el mundo de fantasía de su pantalla, el maravilloso y desafiante juego de tu vida.

¿En qué nivel estas? ¿Lo sabes? ¿A qué nivel quieres llegar?.

Si, lo sé, ante tal interrogante se abren infinitas perspectivas, por eso no te apures, antes de responder, respira profundo y hazte la primera de todas las preguntas:

¿Para que estas jugando? ¿Para que estas viviendo? ¿De que se trata este inquietante juego de la vida?... solo si conoces el objetivo sabrás si estas avanzando.

Cuando somos principiantes, tal vez simplemente jugamos el juego que todos juegan: Tengo, no tengo, me dan, me quitan, gano, pierdo, avanzo, retrocedo. Cuestiones básicas, ciertas, pero insuficientes para proveernos del placer que este apasionante juego parece prometer. Porque tarde o temprano descubrimos que las reglas del juego no son justas, que no siempre obtenemos lo que queremos o merecemos, y que no importa cuán bien lo hagamos, siempre habrá alguien que llegara más lejos, y aun si no, el game over llegara, y el juego, inmisericorde, volverá a comenzar...en otra pantalla. Por tanto, si lo único importante ha sido el juego que ya no juegas, todo deja de tener sentido.

Pero también puedes llegar un día en que te detienes, como ahora, y descubres un nivel diferente, y comienzas a crecer en otro juego más sutil, el de la autoconciencia, el del amor, el de la generosidad y la entrega, aquel en el que el juego está al servicio del jugador, y no viceversa, el juego del placer de vivir la vida, sabiendo que puedes disfrutarla mientras dura, sin aferrarte a aquello que inevitablemente perderás. Juego que es feliz por transcurrir, y por enriquecer al jugador con sus posibilidades y oportunidades, juego en el cual no hace falta vencer para ganar, ni superar a nadie para crecer. Vida que dota al ser humano de un sentido que lo trasciende y lo prepara para un juego eterno y perfecto, más allá de esta vida.

¿A qué nivel llegaste? Le pregunto a mi hijo. Y me responde con alegría que se ha superado. Pero aun así el juego ha terminado, Entonces, apaga su pantalla y se arroja en mis brazos satisfecho, porque a pesar de esa pequeña y pasajera satisfacción, entendió, afortunadamente, que la vida es mucho más que eso.



ree

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


Publicar: Blog2_Post

©2022 por SimpleMENTE de Dios. Creada con Wix.com

bottom of page